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domingo, 18 de enero de 2015

Se les acaba el chollo.



A una semana de las elecciones griegas, quiero reparar en un hecho que demuestra que gran parte de los políticos están desesperados. No me importa quien gane, pero sólo con ver cómo se le ponen los huevos por corbata a alguno, merece la pena estar atento.

A muchos políticos que llevan toda la vida en la silla, se les acaba el chollo. Y lo saben. Noto el grado de acongoje y desesperación en sus caras, en sus acciones y en sus palabras.

  1. Están desesperados porque cambian de partido.

El último en cambiarse de chaqueta ha sido el diputado de DIMAR Vasilis Oikonomou. Sorprendentemente, ha dejado un partido de izquierda moderada para irse a Nueva Democracia. Ha abandonado el barco en el momento de hundirse, porque el DIMAR no entrará en el Parlamento salvo sorpresa.

Muchos militantes y algunos políticos del PASOK de toda la vida, se han pasado a la nueva formación liderada por Papandreu, a ver si así consiguen algo. Theodoros Pángalos, uno de los peces gordos históricos del PASOK, ha dicho públicamente que votará a ND. Me gustará ver qué nos tiene preparado el líder socialista, Evangelos Venizelos, si no logra el 3% de los sufragios. Esto es un “sálvese quien pueda” en toda regla.

  1. Están desesperados porque se tiñen el pelo.

Las viejas glorias han pasado por la peluquería estos días para teñirse el pelo. Parecen otros. Suena ridículo, ¿verdad? Son conscientes de que sus canas no conectan con la gente joven e intentan dar una imagen más moderna. No cuela. La gente está harta de las mismas caras. ¡Hasta tal grado de desesperación han llegado!

  1. Están desesperados porque usan Twitter.
Han aparecido nuevas cuentas en Twitter de políticos veteranos que en su vida habían escrito mensajes. Dudo que las lleven ellos, porque tuitean incluso cuando están en los platós de televisión. Llegan tarde. El tren les ha pasado por encima.

  1. Están desesperados porque evitan el cara a cara.

El presidente Antonis Samarás no ha querido hacer un debate con Alexis Tsipras en televisión. Una entrevista-masaje en un canal afín y nada más. Las encuestas dan como ganador a Tsipras, pero Samarás huye del cara a cara como de la peste. Cree que en lugar de recortar distancias, el debate las agrandaría. No se entiende.

  1. Están desesperados por el lenguaje catastrofista que utilizan.
Hay que meter miedo como sea. “El SYRIZA nos llevará a la bancarrota, a la salida del euro, a ser la Venezuela de Europa, al caos y a la anarquía”. A falta de propuestas, hipótesis. Entienden que la mejor defensa es un buen ataque, aunque éste sea a la desesperada, a gritos y moviendo los brazos. Teatro del malo.

¿Dónde acabarán todos esos políticos que llevan cuarenta años metidos en el partido para conseguir una silla si no son elegidos? Para ellos, empieza una semana de sufrimiento. El principio del fin. Está mal que lo diga, pero… ¡disfrutémoslo!

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