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viernes, 6 de junio de 2014

Vasilis Papakonstantinou, Xaíre (Salve, saludos).

Nuevo himno de Vasilis Papakonstantinou, un creador en tiempos de crisis.


Una pieza que sirve para resumir la situación caótica en la que se encuentra el país después de casi 6 años de crisis. Una mezcla explosiva de fina ironía, mala baba y mucho rock ‘n’ roll. Traducir literalmente del griego no es fácil; hacerlo de Vasilis, menos. Utiliza palabras propias del argot de la calle y otra las crea él, porque no existen (Mediocracia = Dictadura de los medios, por ejemplo).


Χαίρε lo traduzco libremente por “salve”, en lugar de “saludos”. “Υπουργέ” significa ministro, aunque se está dirigiendo al Primer ministro (“Πρωθυπουργέ”). La palabrotas las he traducido de forma muy light. En griego suenan muy “bestias”.


Βλασταίνει η ράτσα σου, βουίζει σαν τη μέλισσα
Λερναία Ύδρα, στον εγκέφαλο την κέντησα
Με εγχειρίδια καθήκοντος ανδρώθηκα
Λέξη δεν άρθρωσα, ποτέ δεν ξεσηκώθηκα
Ευχαριστίες σ' ολιγάρχες μιντιοπρόξενους
Δεν τις αρνήθηκα σαν κάτι αφιλόξενους
Στον καναπέ τους που τις νύχτες ξημερώνεσαι
Συντηρημένος με φορμόλη και σηκώνεσαι
Μόνο και μόνο στο κρεβάτι τους ν' απλώνεσαι

Tu raza germina, zumba como la abeja,
Hidra de Lerna, en el cerebro la clavé,
Con manuales del deber me hice hombre,
No articulé palabra, nunca me sublevé.

Agradecimientos a los medios (de comunicación) oligarcas;
No los negué como cierta gente inhospotalaria.
En su sofá, donde te desvelas por las noches,
Te levantas conservado en formol
Para tumbarte exclusivamente en su cama.

Χαίρε υπουργέ της ανεξαρτησίας
Χαίρε υπουργέ της πατριδογνωσίας
Χαίρε υπουργέ της μιντιοκρατίας
Της έννομης της βίας, της αποικιοκρατίας
Χαίρε υπουργέ των ευεργετημένων
Χαίρε υπουργέ των επιτυχημένων
Χαίρε υπουργέ των εξαθλιωμένων
Των άνεργων, των άστεγων, των αυτοκτονημένων

Salve, ministro de la independencia,
Salve, ministro de los conocimientos patrios,
Salve, ministro del Estado de los medios de comunicación (Mediocracia),
De la violencia legal, de la colonización.

Salve, ministro de los beneficiados,
Salve, ministro de los exitosos,
Salve, ministro de los desgraciados,
De los parados, de los vagabundos, de los suicidas.

Λοξά, ζερβά στων Βαλκανίων την απόφυση
Σαν σκελετοί απ' τη ντουλάπα, την απόσυρση
Ανθρωποφάγοι τραπεζίτες σου την δώρισαν
Την εξουσία απ' τα φέουδα και χώρισαν
Τον πληθυσμό απ' τη αρχόντισσα μιζάρια
Ώστε στα Μέγαρα ν' ακούει μόνον άρια
Να ξεφαντώνει, να υποκλίνεται, να σέρνεται
Να ξερογλείφει τα ψιχία, να επαίρεται
Για την αρχόντισσα μιζέρια του κι ας γδέρνεται

Inclinadamente, a la izquierda, al término de los Balcanes,
Como esqueletos del armario, del retiro.
Los banqueros antropófagos te regalaron
El poder del feudo  y separaron
La población de la soberana miseria,

De modo que en el Palacio Presidencial se oye sólo un aria.
Que festeje, que haga una reverencia, que se arrastre,
Que relama las migas, que presuma
de su soberana miseria a pesar de que se despelleja (está siendo despellejada).

Χαίρε υπουργέ των εθνικών χρωμάτων
Χαίρε υπουργέ ηρώων ασωμάτων
Χαίρε υπουργέ ηρώων αθανάτων
Γενναίε αρχιτέκτονα των ξαφνικών θανάτων
Χαίρε υπουργέ με τους ευρω-χαφιέδες
Με παρακρατικούς, στελέχη και λακέδες
Χαίρε υπουργέ σκυμμένε στις Βρυξέλλες
Υπτίως ασπαζόμενε ποδιές κατουρημένες

Salve, ministro de los colores nacionales,
Salve, ministro de los héroes sin cuerpos,
Salve, ministro de los héroes inmortales,
Valiente arquitecto de muertes repentinas.

Salve, ministro de los eurorufianes,
Con corruptos, empleados y rufianes,
Salve, ministro cabizbajo en Bruselas,
Haces lo que sea porque estás desesperado. (utiliza una expresión griega, traducción libre)

Κι αφού το πλήθος, την συνέπεια απαίτησε
Και τη στολή σου τη τζαμάτη τη χαιρέτησε
Και ζητωκραύγασε με άσθμα επιθανάτιο
Όπως ο κάθε χριστιανός τον επιτάφιο
Δες τους που ψάχνουν τη στιγμή της ανακούφισης
Παχέως έντερου του πόνου και της ούρησης
Μεγίστου θέματος και πιο μεγίστης λύσης του
Πάνω στους κύριους υπεύθυνους της κρίσης τους
Πάνω στους κύριους υπεύθυνους της κρίσης τους

Y como la gente exigió coherencia
Y saludó tu mejor uniforme
Y vitoreó con aliento previo a la muerte
Como cada cristiano en el epitafio,
  
Míralos que buscan el momento de alivio
del intestino grueso, del dolor y de la orina,
Del tema más importante y de su mayor solución,
Sobre los principales responsables de su crisis,
Sobre los principales responsables de su crisis.  

Χαίρε υπουργέ με περηφάνεια τόση
Χαίρε υπουργέ που έσωσες τη δόση
Μα έτσι κι ο τροχός γυρίσει και σε δώσει
Να ΄ξερα εσένα ρε, ποιος πούστης θα σε σώσει
Χαίρε υπουργέ στα κόκκινα χαλιά σου
Που μετανάστες έστειλες τα πιο καλά παιδιά σου
Ένα θα σου πω και τ΄άλλα χάρισμα σου
Γαμώ τα υπουργεία σου, γαμώ και τα λεφτά σου

Salve, ministro con tanto orgullo,
Salve, ministro que aseguraste la dosis (un nuevo tramo de la deuda),
Pero si la ruleta gira y te traiciona,
Me gustaría saber qué cabrón (o h. de p.) te iba a salvar.

Salve, ministro que en tu alfombra roja
Enviaste emigrantes a tus mejores hijos.
Una cosa te voy a decir y lo demás sobra:

Me cago en tus ministerios, me cago en tu dinero. (o que j. a tus ministerios y a tu dinero).


Damas de la canción griega (Vol. I).


(Al tratarse de una elección personal, habrá lectores que no coincidan conmigo. Sin embargo, estoy seguro de que varios de los nombres serán del agrado de todos).

La música en Grecia es sinónimo de cultura. Al músico se le respeta y el público sabe escuchar. Evidentemente, no todos los artistas son buenos, pero me atrevería a decir que el nivel medio de calidad es notable.

Aunque hay jóvenes cantantes que se ganan más o menos bien la vida, no llenan el escenario como las grandes damas. Las señoras de la canción inundan los teatro con su sola presencia.


Probablemente sea Haris Alexiou (Χάρις Αλεξίου, 63 años) la que mejor represente el tipo de dama del que hablamos. Desprende señorío, templanza y mucha torería. Es elegante, noble y un punto chulapa. En cada actuación demuestra que no hay que gritar para llegar. Y es que Haroula no canta, interpreta. Siente cada frase y sufre cada nota.


Es la Reina del laikó o canción popular griega y, aunque no está en su mejor momento, escucharla sigue siendo un placer. Puede gustar más o menos, pero en Grecia todos la respetan y la admiran.

La voz de Eleftheria Arvanitaki (Ελευθερία Αρβανιτάκι, 56 años) parece flotar en el aire. En algunas canciones creeréis estar escuchando a un ángel. Si Alexiou es la Reina, probablemente Arvanitaki sea la Princesa.


Llama la atención su amplio y variado repertorio, que va desde el laikó más puro hasta el pop, pasando por tonadas más orientales y adaptaciones que os sorprenderán. Su voz encaja perfectamente con los ritmos del desierto egipcio, las danzas armenias y los sonidos de Esmirna.

Arvanitaki es tan reconocida en el exterior como Haris Alexiou, o incluso más. Sus giras tienen mucho éxito en el extranjero, donde suele ir acompañada de una banda de músicos extraordinaria.

Da gusto ver como una reina y una princesa asumen el éxito con tanta naturalidad. Me encanta la sencillez con la que interpretan, visten y hablan. Aunque no suelen pródigarse en la televisión y casi nunca hacen declaraciones, se las escucha.


Otra de las mejores voces femeninas del país es la de Glykeria (Glykeria Kotsoula, Γλυκερία Κωτσούλα, 60 años), una de mis favoritas. Quizás no sea de las más conocidas fuera de Grecia, pero también canta como los ángeles. Cumple con el perfil sencillo y señorial de las damas citadas.


Un ligero carraspeo la hace inconfundible. Destacaría sus interpretaciones de canciones tradicionales orientales y folclóricas de regiones de Grecia. Sus tsiftetelis levantan pasiones, porque canta con un punto de picardía inigualable e inimitable.

Alkistis Protopsaltis (Alkistis Sebasti Attikiouzel) (‘Αλκηστις Πρωτοψάλτη, Άλκηστις Σεβαστή Αττικιουζέλ, 59 años, nacida en Alejandria, Egipto) es otra de las grandes. Como las anteriores, canta con un gusto maravilloso. A parte de interpretar piezas que pertenecen al laikó más clásico, en su repertorio encontramos temas modernos que nos acercan al pop.


A sus melodías muchas veces sólo les acompaña un piano, una guitarra o un bouzouki. No hace falta más. Su voz suena agradable y dulce a nuestros oídos. Domina las baladas como nadie aunque también puede hacernos bailar. Otra voz limpia, huérfana de artificios, que suena libre.


Reconozco que a Marinella (Μαρινέλλα) (Kyriaki Papadopoulou, Κυριακή Παπαδοπούλου, 75 años) no la he escuchado demasiado a pesar de ser una de las artistas más veteranas. Sigue llenando teatros. Lleva una vida entera sobre los escenarios y fue pareja artística y sentimental del gran Stelios Kazantzidis. Es eterna. Sus apariciones cautivan y sus palabras emocionan. Marinella es una artista como la copa de un pino, que además de obsequiarnos con su voz, actúa.



Es la voz femenina de la época de los bouzoukis y de los grandes cafés, cuando se fumaba y se rompían platos. Ver uno de sus musicales es como retroceder en el tiempo. Cincuenta años de música hechos canción. Marinella es la tradición adaptada a los nuevos tiempos. Quizás perdió potencia con los años, pero ganó dulzura, técnica y clase. Una gran dama que ha sabido evolucionar sin dejar de ser ella.


Quizás de las grandes damas sea Eleni Vitali (Ελένη Βιτάλη) (Eleni Labida, Ελένη Λαβίδα, 59 años) la más “diferente”. Canta con un estilo muy personal, sentido y profundo, que llega a estremecer. Diría que interpreta con cierto desprecio, a veces como si recitase en lugar de cantar.



Pone voz a ritmos isleños y de Asia Menor maravillosamente y su timbre es inconfundible. Oyes una frase y la reconoces. Prefiere piezas más tradicionales acompañadas de laúdes, flautas, bouzoukis y sandouris

lunes, 26 de mayo de 2014

Los griegos y el tabaco.


A veces tengo la sensación de que todos los griegos fuman. En Grecia, el café y el cigarro forman un matrimonio perfecto.

Aunque hace tiempo que entró en vigor la Ley Antitabaco por la cual está prohibido fumar en recintos cerrados, raras veces se cumple. Sólo hace falta darse un garbeo por cualquier zona de cafeterías para ver que los ceniceros siguen ahí, quietos, impasibles al paso del tiempo, pidiendo ceniza.

Curiosamente, si a un fumador le pides que apague el pitillo, lo hace sin rechistar. Es consciente de que está incumpliendo la ley y de ahí el silencio.

Que el tabaco suba de precio, no impide que la gente siga “malgastando” su dinero.

En Grecia el paquete se sigue vendiendo en el quiosco de toda la vida, aquí llamado períptero. Hay algún negocio especializado, más tipo estanco, que te venderá puros y pitilleras a precio de oro, pero por lo general la gente de a pie compra en el quiosco.

Se pueden conseguir cajas o paquetes de contrabando sin ningún problema. No hace falta viajar a Andorra, ejem... a Bulgaria. Las transacciones se producen a plena luz del día sin que las autoridades hagan absolutamente nada.

En algunos perípteros se han llegado a vender cigarros a granel. Una manera como cualquier otra de afrontar la crisis.

Nunca he sido fumador, aunque tampoco soy un antitabaquista radical. Sin embargo, reconozco que cada vez me cuesta más entrar en un bar donde se fuma. En Grecia lo llevo claro porque todo sigue igual.

Los hosteleros montaron en cólera en España los primeros días, pero con el tiempo amainó la tempestad. Ahora la gente que quiere fumar, lo hace a las puertas del local y ya está. En el país heleno no se ha pasado de la primera fase. Los propietarios de bares y cafeterías no respetan la ley porque probablemente perderían toda la clientela. A pesar de que el Gobierno ha amenazado con multar a aquellos que no cumplan la ley, los pocos inspectores que hay hacen la vista gorda.

Grecia es el país de Europa donde más se fuma. Cualquier sitio es bueno para echar una calada: dentro del coche, en el pabellón de baloncesto, en un rincón del hospital junto a una ventana, en el colegio, en el pasillo de la universidad, etcétera.

En el cafeneio fuman los abuelos mientras se toman un ellinikó, en las grandes cafeterías lo hacen los jóvenes en las terrazas y los marchosos abusan del tabaco en las discotecas o en los bouzoukia.


Para muchos griegos, fumar es un pasatiempo más. Encenderán un cigarro tras otro al tiempo que sorben el expresso freddo y hablan por hablar. Tanto tabaco y tanto café no puede ser bueno. ¿Tendrán algo que ver con ello los repentinos cambios de humor del ciudadano griego medio?  

domingo, 18 de mayo de 2014

Cuando votar no sirve para nada (esperpento).


A los griegos les encanta votar. El hecho de que hayan sido los creadores de la Democracia yo creo que les excita. Parece mentira que después de todo lo que están pasando sigan yendo a votar como si nada. ¿Acaso no se han dado cuenta de que no sirve absolutamente para nada? ¡Todo el mundo poniendo a parir a los políticos y criticando sus decisiones para luego aceptar entrar en sus listas con un simple movimiento de ojos!

Lo más preocupante es ver como gente joven que conoces, que hace dos días insultaba a Samarás/Venizelos/Tsipras en el bar, aparece con el carné de uno de los partidos. ¡Y te pide que le votes!

Tan grave es que haya gente dispuesta a entrar en una lista por un plato de lentejas, como que haya ciudadanos que los voten.

¿Cómo es posible que hoy sean las elecciones locales y la semana que viene las europeas? ¿Por qué no las hacen el mismo día? ¿Por qué tanto gasto innecesario?

Cada vez que hay elecciones, en Grecia no se dan clases en los colegios ni los viernes ni  los lunes, porque “hay que ponerlos a punto para el domingo”. ¡Se pierden dos días de clase porque hay que colocar una urna y desmontarla al día siguiente en una de las aulas! ¡Hablamos de que a escasas semanas de terminar el curso, con exámenes de por medio y Selectividad, se pierden 4 días de clase! Todo por el bien de la Democracia, claro. Si sumamos a estos 4 días todos los que se han perdido por culpa de las huelgas, los puentes y las protestas, ¿qué nos queda? ¡Pues que ahora quieren alargar el año escolar para recuperar los días perdidos!

A los griegos les encanta votar. Esa sensación de meter la papeleta en la urna y de pasarse el día en el colegio electoral tomando un ouzo con los vecinos no tiene precio.

Hoy aquí son las elecciones locales, en las que se votan alcaldes y lo que serían “presidentes de diputación”. Es decir, hay que introducir dos boletos. Doble placer. Supongo que un tercero haría enloquecer a los jubilados. Además, hoy se vota poniendo una cruz junto al candidato y la semana que viene no.

Lo de las elecciones europeas de dentro de una semana es indescriptible. En las listas hay actores, periodistas, deportistas retirados, tertulianos, cantantes, presentadores de televisión... O sea, caras, faces, jetas. ¿Rostros populares para convencer a la gente?

Está todo tan podrido y hay tanta inseguridad laboral que hay ciudadanos que se meten en política para conseguir tener un sueldo seguro, no para intentar mejorar las cosas.

En la política local es bastante normal que se cuelen rostros populares en las formaciones, pero ahora amenazan con viajar a Bruselas, quizás porque se han dado cuenta que los que mandan están allí. Por eso soy de la opinión de que votar en estas elecciones no sirve para nada.

“No votar es lo peor que puedes hacer”, te dicen. Y al mismo tiempo te aseguran que “por este camino no vamos a ninguna parte”. Yo les respondería que siempre gana la abstención.

Votar no sirve para nada porque todo se decide en Bruselas. Los mismos políticos lo comentan fuera de micrófono. 

La mayoría de ayuntamientos están en la ruina. Yo creo que podrían ir rotando los candidatos porque en el fondo todos son la misma basura. Políticos y partidos distintos aplicando la misma poítica, a eso nos ha llevado la TROIKA y la Unión Europea. Pero la ciudadanía es muy manipulable y volverán a ganar los mismos. Y si no ganan, pactarán con el diablo para acariciar la silla.

A mismos poíticos y misma poítica, mismos resultados, ¿no? Pues eso. Pero a los griegos les encanta votar, no importa a quién aunque nos lleve a la quiebra. En seis años que llevo aquí he vivido más elecciones que en 30 en España.


Tantas elecciones son sinónimo de inestabilidad e incompetencia de los que mandan, no de esa Democracia que ellos crearon, deformaron y se acabarán cargando. 

miércoles, 30 de abril de 2014

Euro 2004: el torneo perfecto.


En julio se cumplirán 10 años de la mayor sorpresa de la historia del fútbol, la victoria de Grecia en la Eurocopa de Portugal.

Ando unos días indignado porque siempre que se habla de fútbol defensivo y aburrido la gente nombra a aquella selección griega de 2004. Tendemos a hablar del deporte rey desde la supuesta superioridad moral que da el hecho de jugar al fútbol de una manera más atractiva, más bonita y más de posesión de balón, cuando otro fútbol es posible –y lícito-. Nos olvidamos de que el resto de selecciones también entrena, pelea y juega. Hay fútbol más allá de la liga española.

Repasando algunos de los artículos que hay en la red sobre el triunfo de Grecia, se tilda al fútbol practicado de rácano, feo, defensivo, rudimentario, físico, aburrido, pétreo, de otra época, poco vistoso, inofensivo, tímido y demás. ¡Con los años,  incluso algunos hablan de que la victoria de aquel estilo de juego hizo daño al fútbol! A todos estos enterados, que se les caía la baba con Romario o Bebeto,  les preguntaría si les gustó el fútbol que practicó Brasil en el Mundial de 1994. ¿Qué pensarán de la Argentina de 1990? Cuando gana el equipo débil es por demérito del fuerte y no por haber explotado mejor sus virtudes, claro.

En lugar de hablar de fútbol feo, podrían hacerlo de fútbol sencillo, directo, inteligente, efectivo o útil, sin posesión de pelota, pero con sentido colectivo del juego y manteniendo siempre unidas las líneas. Podrían hablar de un equipo que conocía perfectamente sus límites y que sabía hasta donde podía llegar, o de un fútbol simple partiendo desde la humildad y el trabajo. Pero ellos erre que erre con que si Grecia era un bloque de cemento armado que jugaba al patadón y poco más.

Seamos claros: el triunfo de Grecia en la Eurocopa de Portugal ha sido uno de los más justos de la historia del fútbol.

Ganó al anfitrión dos veces, en la inauguración y en la final. Portugal partía como una de las selecciones favoritas, con Luis Figo, Rui Costa, Cristiano Ronaldo, Deco, Jorge Andrade, Fernando Couto, Maniche, Costinha, etcétera. Si ya tiene mérito ganar al anfitrión en su casa, hacerlo por partida doble –una de ellas en la final-, vosotros diréis.

El partido inaugural explica muchas cosas. Un equipo mucho más potente con el público a favor y jugadores de gran clase que está obligado a ganar, contra otro formado por “desconocidos” ante la oportunidad de sus vidas. La nervios locales del primer partido en un campeonato hecho a la medida contra la tranquilidad de los que no tienen nada que perder.


Grecia castigó con dureza los pequeños errores de los rivales, como hizo Karagounis en el minuto 6 del primer partido tras un fallo en la entrega de la defensa lusa. Un error estúpido, absurdo e inofensivo en un pase raso de cuatro metros alejado del área y el guerrero Karagounis lo provecha para sacar petróleo. Bajito, feote y de piernas arqueadas, pero con dos huevos duros y un corazón que no le cabe en el pecho.


Luego mantuvo el orden y supo esperar su momento. Una de las escasas subidas del lateral con el rival volcado en el área de Nikopolidis fue aprovechada por Charisteas, que metió un buen pase a Seitaridis entre líneas.



Grecia sacó ventaja del ímpetu local y jugó con su nerviosismo. Cristiano Ronaldo, que se ve fuerte para llegar a la cobertura, no mide bien y comete penalty. El corazón le va a toda pastilla, todo lo contrario que a Vasinas, que coloca el balón suavemente, espera, se toma su tiempo y lo pone arriba con suma tranquilidad. Dos detalles sueltos, esporádicos, letales. No hace falta más. Bueno, sí, algunas paradas de Nikopolidis, que para mí no son tan importantes como la seguridad que transmite.




Después de Portugal tocaba España. Vista ahora la plantilla española, parece floja en comparación con la de la Euro 2008, pero igualmente muy superior a Grecia, por lo menos en cuanto a nombres: Carles Puyol, Íker Casillas, Raúl, Morientes, Albelda, etcétera. España marcó pronto y falló alguna ocasión, pero no sentenció el partido y Grecia empató gracias a un pelotazo largo de Tsiartas que remató con el pie Charisteas. El zurdo, que había salido por Karagounis en el minuto 53, tardó 13 minutos en ejecutar el plan. Esta vez fue un zapatazo de 35 metros, una diagonal a la espalda de Puyol, pero bien podría haber sido un centro a la cabeza de alguien, un córner o un libre directo.


Por cierto, para los que todavía se preguntan cómo fuimos incapaces de no ganar aquel partido, recordarles que Grecia había quedado primera en el grupo de clasificación para la Eurocopa, por delante de España, a la que había derrotado en Zaragoza por 0-1. España se clasificó para la Euro 2004 vía repesca, Grecia no.


El conjunto mantuvo la concentración desde el primer minuto del campeonato hasta el último. Sólo se descentró los primeros 20 minutos contra Rusia, cuando no sabía muy bien si atacar o esperar. Los rusos, que no tenían nada que perder puesto que estaban eliminados, salieron al ataque y sorprendieron a los de Otto con dos goles. Grecia se sintió fuera de su papel y no supo manejar la situación, si bien es cierto que descansaron algunos titulares. De la derrota el alemán también sacó sus conclusiones y los griegos aprendieron la lección. El gol marcado por Bulykin en el minuto 17 sería el último encajado por los griegos en todo el torneo.

Otto, el maestro.

El alemán Otto Rehhagel, que con el Werder Bremen (1981-1995) había practicado un juego alegre y ofensivo, tuvo que modificar su estilo. Organizó sus planes a partir del tipo de jugadores que tenía. Entendió perfectamente que el orden defensivo era fundamental; el fútbol griego siempre ha partido de la unidad defensiva. Dotó al equipo de personalidad propia y se mantuvo fiel al mismo estilo hasta el final. Durante el torneo vimos varios partidos repetidos, casi calcados, pero nadie supo deshacer el entramado del alemán.

Con Otto en el banquillo, nunca un equipo jugó mejor sus bazas. Grecia fue eficaz, rentabilizó al máximo sus ocasiones y manejó divinamente la estrategia. Además, no pasó excesivos apuros en defensa y no se sintió avasallado, salvo algunos minutos contra la República Checa.


A nivel táctico, Otto estuvo sublime. Planteó bien todos los partidos y acertó siempre en los cambios. Jugador que salía, daba el centro del gol o remataba. El tronco del equipo lo formaban el portero Nikopolidis, los defensas Seitaridis, Kapsis, Dellas y Fyssas, el centrocampista Zagorakis y el delantero Charisteas, ayudado por hombres no tan duros pero de calidad como Vasinas y Tsiartas, además del pulmón Karagounis, Katsouranis y Vryzas, también centrocampistas. El 4-4-2 griego acabó conviertiéndose en un jeroglífico indescifrable. Contra Rusia Otto quiso ser más ofensivo (4-3-3) y lo pagó.

Ningún equipo pudo deshacer la telaraña griega del centro del campo: ni España con Baraja y Albelda, ni Francia con Zidane, Makelele y Pires, ni Portugal con Figo, Maniche y Rui Costa, nadie.

Grecia no se desestabilizó atrás y mantuvo el rigor y la disciplina defensiva en todo momento. No concedió demasiadas ocasiones de gol y apenas hubo jugadas conflictivas en su área (ningún penalty en contra). Recibió 4 goles: uno en el partido inaugural -en el minuto 87-, otro contra España y 2 contra Rusia en un partido que no importaba. Es decir, los cuatro en la primera fase.

La pizarra de Otto funcionó. Las jugadas a pelota parada salieron bien en casi todos los partidos. Había mucho trabajo detrás, sin duda, aunque la estrategia era de lo más simple. Un centro fuerte al primer o al segundo palo, un “peinado” –o no- y un remate seco de una torre.

Tan importante como tener buenos lanzadores (Vasinas, Tsiartas, Zagorakis) y rematadores (Charisteas, Dellas, Vryzas) es saber defender los córners, algo que Grecia hizo a la perfección. Para ello, Otto llenó el área pequeña de tíos corpulentos y altos (Dellas 1,96, Seitaridis 1,85, Fyssas 1,88, Charisteas 1,91, Vryzas 1,90...).


Grecia tuvo fe, creyó. Se contagió del espíritu del Eurobasket del 87, al que muchos periodistas hicieron referencia y todavía hoy asemejan. El factor psicológico de empezar el partido y pensar que “estos tíos no me ganan”, y no hundirse nunca mentalmente a pesar de las dificultades hizo que para los contrarios fuera un auténtico suplicio jugar contra Grecia. Los helenos crecieron con el paso de los días hasta hacerse indestructible. Muy de los Balcanes, muy griego, muy -hasta entonces- de otros deportes. Tal era el desgaste físico y psicológico al que eran sometidos los otros equipos, que un gol en contra suponía el Everest. Las figuras caían, literalmente a veces, y no podían ni levantarse al tiempo que se echaban las manos a la cabeza, en una mezcla de frustración, incredulidad e impotencia.

La selección se mantuvo unida hasta el final. Grecia jugó como un bloque y ganó como un bloque. No había ni figuras, ni peinados, ni tatuajes. Karagounis estaba en el Inter, Nikolaidis en el Atlético de Madrid, Dellas en la Roma, Charisteas en el Werder Bremen, Vryzas en la Fiorentina, Giannakopoulos en el Bolton, Dabizas en el Leicester y Fyssas en el Benfica, pero no eran titulares fijos en ninguno de sus equipos. El resto jugaban en los tres grandes de Grecia: Panathinaikos, Olympiacos y AEK.

Lo curioso es que Grecia no jugó a la contra. Defendió de manera ordenada y se dedicó a esperar su oportunidad, a desesperar al rival, a no impacientarse. Desquiciar hasta soltar el picotazo. Un golpe a la yugular que dejaba al rival chocado, noqueado, torpe. Practicó un juego farragoso, agazapado y de contacto, de pelea y duro, de hombres.  

La fórmula del éxito podría resumirse en sacar ventaja de los errores y castigar  donde el rival era más débil. Sacar los córners los que tenían que hacerlo, pegar los pelotazos los que sabían hacerlo, aprovechar la altura de los hombres altos y no precipitarse nunca yendo al ataque con el riesgo de dejar la defensa desguarnecida.

Grecia remató muy poco a puerta, no tuvo la pelota, sacó pocos córners, cometió muchas faltas, le sacaron muchas tarjetas, jugó a defenderse... ¿Y qué?





El tercer rival fuerte que Grecia se llevó por delante fue Francia, selección que defendía título y que dos años después llegaría a la final del Mundial. Otro escalón hacia el milagro. El equipo aguantó y tuvo paciencia ante el depsliegue físico no exento de calidad de los Zidane, Henry, Pires, Trezeget.. En la única jugada trenzada por los griegos en todo el partido, Zagorakis sorprende por la banda derecha desdoblándose y pone un centro magistral en la cabeza de Charisteas. El remate del delantero es de manual, imparable, bello, definitivo. A esas alturas, hablar de victoria casual o de anti fútbol sonaba –y suena- ofensivo. Mientras, por el otro lado del cuadro Portugal y los Países Bajos pasaban de ronda gracias a la tanda de penalties.


Probablemente la República Checa fue la selección que practicó el mejor fútbol del torneo. Se clasificó para la semifinal tras haber ganado a Letonia, Alemania, Países Bajos y Dinamarca, y disponía de la mejor delantera, con el gigante Jan Koller (2,02), Poborsky y Milan Baros. Además contaba con Pavel Nedvev, premio Balón de Oro en 2003, Smicer, Galasek y otros que jugaban en equipos punteros de Europa.


Grecia frenó el juego aéreo, aguantó y se agarró con uñas y dientes al partido. La prórroga, Rehagel discutiendo con su segundo sobre si conviene sacar a Tsiartas o no, el córner lanzado con el “guante” izquierdo al primer palo, la cabeza de Traianos Dellas que asoma entre las torres checas, Peter Cech “escondido” bajo los palos... Que pase el siguiente.

Nadie podía esperar lo que pasó en la final y menos después de aquel partido inaugural pocos días antes. Portugal se había recuperado del golpe y por momentos había practicado un fútbol brillante. Deco, Pauleta, Figo y Ronaldo amenazaban la resistencia helena y se encontraban ante la oportunidad de sus vidas. Por Grecia volvía al equipo titular el joven Katsouranis, que entraba por el sancionado Karagounis. Una baja sensible que no se notó.


Los nervios lusos volvieron a aparecer. La posesión infructuosa no encontraba esa diagonal, ese desdoblamiento, ese pase interior entre el “hormigón”. Grecia volvió a ser un bloque sin fisuras que supo jugar con el reloj y con la ansiedad del rival. Los fantasmas de Dragao sobrevolaban Da Luz. El gol no llegaba.


Tras el descanso, un cabezazo de Charisteas –otro- desnuda a la defensa local y castiga la mala salida de Ricardo. Una cabeza entre los centrales allí donde Vasinas coloca el esférico. Es el mismo gol que vimos contra la República Checa con diferentes protagonistas.


Con todo, el gol de Grecia subió al marcador en el minuto 57, no en la prórroga como contra los checos, y muchos creían que había llegado demasiado pronto. Quedaban más de 30 minutos

Sin embargo, el gol se convirtió de nuevo en una barrera psicológica infranqueable. Después, la defensa espartana helena, el orden y el rigor táctico acabaron desesperando a los locales, que por segunda vez sentían la frustración de ver que no había manera. Los portugueses empujaban más con el corazón que con la cabeza. La selección de Grecia no se rompió y se proclamó campeona de Europa con toda justicia.


Aquella victoria la veo como una bofetada a los teóricos exagerados del fútbol, a los pedantes que postulan cuando hablan y a los charlatanes. También como una lección o un modelo a seguir para aquellas selecciones que no cuentan con jugadores de renombre, pero sí con profesionales que creen en lo que hacen.



Cuatro años después España ganaría la Eurocopa de un modo totalmente diferente, teniendo la pelota, dominando a los rivales, tocando y amasando cada ataque. El resultado fue el mismo, la victoria, a la que se llegó por dos caminos totalmente distintos. Ambos triunfos fueron justos, lícitos y elogiables, pero el de Grecia más meritorio, en mi opinión.