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martes, 6 de septiembre de 2011

¿Grecia respira?



Mi visión positiva de la crisis. Podéis ver mi versión negativa aquí.

Nos han hecho el boca a boca. El país estaba apunto de ahogarse y ha llegado Europa con el kit de reanimación. Como no había manera, al final boca a boca. Grecia era una habitación viciada y llena de humo en la que alguien ha abierto una ventana. Pero que no nos engañen, la situación es muy grave todavía. 

Yo siempre defino a Grecia como la Argentina de Europa. Sin haber estado en Argentina, que conste, pero por lo que conozco, esa es la sensación que me da. A muchos griegos les hace gracia lo que digo y otros asientan con la cabeza. Se habló de aplicar un “corralito” a la griega, incluso. Y nos ponían vídeos de la situación que se produjo en Argentina hace varios años.

Grecia es un ordenador estropeado. Es como cuando empiezas a abrir páginas y más páginas y al final el ratón no responde. Se bloquea todo y acabas dándole al reset. Grecia pide a gritos un reset. Caras nuevas, ideas nuevas, limpieza del sistema… Formatearlo todo y empezar de cero. 


Pero claro, ¿partir de cero con la cantidad de posibilidades que ofrece el país? Debemos potenciar todo lo bueno que tenemos. Hay que “vender buena imagen”. ¿Cómo se hace eso?

Grecia es de los países geográficamente más bonitos y variados que existen. Combina historia antigua, modernidad y sabor mediterráneo. Todo ello mezclado con un carácter balcánico muy pasional, que les hacen ser nacionalistas por naturaleza.

Las diferencias generacionales son muy grandes; los jóvenes van a la última y los mayores a la antigua. Al lado de un café de los de toda la vida lleno de pensionistas, un ciber café de lo más moderno recibe a chavales tatuados y con el pelo pincho. No se produce choque de generaciones, más bien al revés. Es una convivencia y un paisaje curiosos.

Creo en la juventud griega.


Me entristece oír en la tele que la gente joven quiere marcharse de Grecia. Les han metido en la cabeza que no hay futuro y su idea es la de ganarse la vida en el extranjero. Razones no les faltan, las cosas como son, aunque el negativismo debiera desparecer. Quizás el problema no sea coyuntural, sinó “cultural”. El pueblo griego ha sido un pueblo de emigrantes. Y allí donde han ido, han sabido salir adelante. Quién más quién menos tiene o ha tenido familiares viviendo en Estados Unidos, en Alemania o en Australia. Muchos han hecho fortuna o se ganan muy bien la vida. ¿Para qué van a volver? Es un fenómeno peligrosamente contagioso. 

La jóvenes universitarios son hiperactivos. Ahora entiendo a Pérez-Reverte cuando dice que la juventud española en las universidades está dormida. Aquí se organizan protestas y actividades cada día, hay fiestas de todo tipo e implicación máxima en todo por parte de todos. Los estudiantes se meten en política y empapelan la universidad. Hacen campaña. ¡La universidad está viva! 


El nivel de educación de los universitarios es alto. Tienen un mínimo de dos idiomas y suelen viajar. Es decir, son como los jóvenes de cualquier país de Europa. Muchos han ido de Erasmus o han pasado una temporada en el extranjero. A veces, simplemente por el hecho de enriquecerse culturalmente y ampliar horizontes. Esta situación se gira en contra de los políticos, porque los jóvenes comprueban in situ que las cosas pueden hacerse mejor de otra manera. 

No se conforman con estudiar una carrera. Se realizan actividades paralelas para mejorar el currículum. Mucha gente tiene máster y nivel alto de idiomas. Y claro, ¿de qué sirve tanto título si luego no hay trabajo? Es la conclusión a la que llegan los estudiantes cuando les toca enfrentarse al mundo real, al mercado laboral. No conciben que alguien con dos masters pueda estar cobrando sólo 1000 euros y que alguien sin estudios 1200. Pasa en todas partes, como sabemos, pero ellos no se conforman. 

Es bastante contradictorio este hecho con el del apego que sienten por la patria. Quizás la patria “les duela”. Yo creo en las futuras generaciones. Incluso en las personas que están lejos. Confío en que si la situación mejora, volverán.


Grecia es un país pobre pero que tiene los suficientes recursos para no encontrarse en la situación en la que se encuentra. Básicamente, Grecia no aprovecha los recursos que tiene.

Todo es un pez que se muerde la cola. Se han encontrado reservas de gas natural y existe la posibilidad de que haya petróleo en el Egeo, pero no se puede extraer porque ni hay empresas ni máquinas que aquí lo hagan. Tienen que venir países de fuera para sacarlo, con lo que se llevarán parte del pastel. Existe muchísimo recelo. Si hubiese reserva y ésta fuera grande, se acabarían gran parte de los problemas. Se ha comentado el tema en varios programas de televisión e incluso se ha discutido en el parlamento. Los turcos nos han hecho abrir los ojos. No deben ser casuales sus “extrañas excursiones” por el Egeo. 

El antiamericanismo que existe tampoco ayuda. Un país pequeño debe aliarse con el poderoso en tiempos de vacas flacas, por muy mal que te caigan sus habitantes. Me sorprende lo mal que hablan de los americanos aquí cuando una de las mayores colonias de griegos por el mundo es la americana, que ha conseguido hacer fortuna en el que dicen que es el país de las oportunidades. Por si fuera poco, el presidente Papandreu nació en Estados Unidos -sus abuelos tuvieron que exiliarse- y a veces comete fallos en griego, cosa que no le perdonan. “Se venderá a los americanos”, dicen. “Y bien que hará”, digo yo.


Su privilegiada geografía, como he dicho, hace de Grecia un país especial. Tenemos vestigios de la antigüedad, montañas, islas y muchas cosas más.

El turismo hay que potenciarlo más. Las posibilidades son infinitas y al turista no le importa pagar un poquito más si el servicio es bueno. Cada isla es un mundo distinto. Grecia no es sólo la Acrópolis. Ni tampoco Mykonos, Santorini ó Creta. Hay muchísimas cosas más. 

A pesar de que en la zona norte del país el ladrillo ha estropeado ya algunas playas, debemos tener confianza. Grecia cuenta con muchas de las mejores playas de Europa. La gran cantidad de kilómetros de costa permite que haya muchos lugares todavía por explotar. El país ofrece la posibilidad de “perderte” en cualquier rincón, en cualquier acantilado, en cualquier bosque. 

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