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domingo, 3 de julio de 2011

Kostas Kenterís y Ekaterina Thanou, de héroes a villanos.


Acreditaciones de los atletas y del entrenador una vez devueltas.

Konstantinos Kenteris nació en Mitilini, una pequela isla del Egeo. Estudió Educación Física. A los 20 empezó a tomárselo más en serio y se trasladó a Salónica para continuar sus entrenamientos. Se especializó en las pruebas de 200 y 400 metros. En 1993 se proclama medalla de oro en los Juegos del Mediterráneo celebrados en Narbona.

El llamado "Dios del Viento" para los griegos.

Desde 1993 hasta 1999 no se sabe nada de él. En campeonatos internacionales importantes debuta en 1999 sin mucho éxito, siendo eliminado a las primeras de cambio. Es en verano de ese mismo año, en el Campeonato del Mundo, cuando llama la atención al ganar una de las series de los 200 metros ante Maurice Green. Sin embargo, una lesión inoportuna le impide correr la siguiente serie. En el año 2000 lo coge Christos Tsekos.

Con este pobre bagaje acudió Kenteris a los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Sorprendentemente se coló en la final de los 200 metros. Pese a no estar ni Maurice Green ni Michael Johnson, nada hacía pensar que Kenteris tenía posibilidades. Darren Campbell y Ato Boldon se repartían el favoritismo a pesar de que Kenteris poseía la mejor marca europea del año con 20.25. La victoria del griego le convirtió en el nuevo Pietro Menea, que había sido el último europeo en ganar la distancia en unos Juegos Olímpicos (Moscú 1980).


Tras el éxito, llegó el Campeonato del Mundo del año siguiente, que también ganó después de apenas haber disputado carreras internacionales en toda la temporada. En Munich 2002 completaría el círculo llevándose el oro de los 200 metros del Campeonato de Europa, con un tiempo de 19.85.  


Pero la gran cita estaba por llegar. Grecia había sido designada para albergar los JJOO de 2004.  Junto con Ekaterina Thanou, compañera de entrenamientos, era la figura de la selección nacional y, posiblemente, de los juegos. Estaba llamado incluso a encender el pebetero olímpico. Sin embargo, un control antidopaje por sorpresa echó al traste todas sus esperanzas y, con ellas, la de todo el pueblo griego.


El caso de Ekaterina Thanou  es más escandaloso si cabe. Nacida en Atenas, su currículum es bastante más longevo que el de Kenteris. ¿Realmente necesitaba ayuda extradeportiva para competir en los Juegos a alto nivel?

Su entrenador siempre había sido Tsekos, lo que pone en duda todas sus victorias, que comienzan en 1994. Su carrera sigue, al contrario que la de Kenteris, una evolución lógica, destacando primero en campeonatos juniors locales y luego en europeos hasta llegar a la edad senior.

En 1996 consigue su primera gran victoria (en la prueba de 60 metros) en los Campeonatos del Mundo Indoor de Estocolmo. Al aire libre es donde tiene más problemas y no consigue llegar a las finales. Eso no le impide ganar tanto el oro en la Universiada como en los Juegos del Mediterráneo.

Sigue ganando medallas y batiendo récords nacionales hasta la saciedad. En el Mundial Indoor de 1999 -que también gana- bate el récord de Grecia tres veces.

Consigue la medalla de bronce en el Mundial de Sevilla de 1999 y revalida en Gante el título de los 60 metros bajo techo.  


Sorprendentemente, consigue ganar la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sydney después de haber superado múltiples problemas de lesiones toda la temporada. Años más tarde, la campeona de la prueba, Marion Jones, fue desposeída del título por dopaje. Thanou no dudó en reclamar el oro a las autoridades pese al escándalo de Atenas. 


En Edmonton 2001 gana el bronce y en 2002 logra el título europeo de los 100 metros en Munich.

Kenterís y Thanou -junto con Tsekos- llenan las portadas. Sus musculados cuerpos son la envidia de todo griego y lucen orgullosos en todo tipo de anuncios y carteles. Revistas especializadas les brindan reportajes y se preguntan por la causa del éxito.

Sydney 2000.

Christos Tsekos -al que dediqué un post- y con él, todos sus atletas, estaban siendo investigados desde hacía ya varios años. Las sospechas de doping venían desde 1997. Los curioso es que desde entonces, los atletas no habían podido ser cazados. Unas veces el corredor se hallaba en Qatar o en Dubai, otras había desaparecido misteriosamente sin saberse su paradero -una vez se fue a ver a las tropas en Irak sin avisar…-, otras Tsekos ponía alguna escusa inverosímil, etcétera. Todo ello, claro, sólo hizo que acrecentar las sospechas. La IAAF y el COI no iban a dejar pasar ni una. El bochorno de Seúl 88 con la victoria del canadiense Ben Johnson en los 100 metros flotaba en el aire. Otro escándalo de tal calibre hubiera sido mortal.

Por si fuera poco, Kenteris aparecía en las grandes citas repentinamente, sin marca durante el año, y ganaba. El que ha hecho atletismo o sabe mínimamente sobre el tema, os asegurará que eso es imposible. Las marcas llegan en progresión, tras mucho entreno y competición, no por arte de magia. 

Desde luego, si lo que el COI quería era dar una lección ejemplar a todos los tramposos, lo consiguió. El alcance de la noticia, como era de imaginar, tuvo una repercusión enorme. El mensaje estaba claro: vamos a por todas y a por todos, por muy “protegidos” que estén y aunque jueguen en casa.

Primero de todo debemos decir que ni Thanou ni Kenteris dieron positivo en ningún control. La realidad es que los atletas evitaron un control antidopaje por sorpresa que se les iba a realizar la víspera de la inauguración de los Juegos. Quizás este hecho sea el que les haya salvado de una sanción mucho mayor.

Fue todo tan cutre… Alguien avisó a los atletas de que se estaba realizando un control en la villa que nadie esperaba. Los griegos agarraron la moto de Tsekos y dieron gas.

Los griegos fueron reclamados para realizar el test pero habían desaparecido. Entonces, llevados por la desesperación, tramaron un plan sobre la marcha. Muchos dirán que saco conclusiones precipitadas.

Misteriosamente, la pareja apareció en un hospital y alegó que había padecido un accidente. La noticia en Atenas y en toda Grecia se expandió como la pólvora. Los griegos no lo podían -o no lo querían- creer. Las explicaciones, tan rocambolescas como cutres, parecían tan improvisadas que nadie sabía ya qué pensar.

Thanou y Kenteris habían tenido un accidente con la moto de Tsekos que, curiosamente, nadie vio. Fueron al hospital para ser reconocidos y salieron por su propio pie a los tres o cuatro días. El griego llevaba un collarín y algún vendaje en la mano, creo recordar.

Voy a exponer mi teoría “conspiranoica“. Repito, MI LOCA TEORÍA.

- Aquella mañana todo se mueve deprisa. Han llegado los médicos con las jeringas y con los botes de orina. ¡Queremos sangre!

- Los confidentes se mueven deprisa. Alguien avisa por teléfono a los atletas y les dice que se larguen de allí a toda velocidad. Imagino que el que da el soplo sabe de la situación. Tsekos les ofrece su moto para que se alejen de allí.

- Una pregunta que planea por mi cabeza pero que sólo los expertos podrían resolver: ¿se habrían dopado calculando los días que quedaban para el debut? 

- Sobre la moto, los atletas tienen que improvisar algo. Desconozco si habrán sido asesorados por alguien. No hay tiempo para pensar pero imagino que los peces más gordos se están moviendo.  

- Kenterís y Thanou simulan un accidente de moto -alguien que simula un accidente de moto, o no las tiene todas consigo o no está muy bien del perolo-. ¡No hay testigos! Bueno, en realidad hay un testigo que dice haber ayudado a los “accidentados” a levantar la moto. En pocos días queda claro que la declaración del testigo es muy poco fiable. Además, los “pobres diablos” no presentan ninguna denuncia del mismo a las autoridades.

- Los atletas ingresan en el hospital y son atendidos por algunos médicos. Sé que soy muy malo, pero… los médicos reciben presiones desde arriba. Los Juegos se pueden ir al garete y la imagen del país puede quedar muy dañada. Hay que hacer algo por muy patético que sea. ¡Los Juegos empiezan mañana! Sin embargo -imagino que para preparar la estrategia-, los atletas pasan 4 días en el hospital. ¡Algunos de los médicos reconocen que podrían haber sido dados de alta el mismo día! ¡Menudo circo!

- Los médicos se ven obligados a intervenir. Las heridas son tan leves que, su presencia de 4 días en el hospital, podría hacer levantar sospechas, más aún teniendo en cuenta otro posible examen médico por parte de profesionales del COI. Un collarín, unas vendas y un parte de lesiones. Todo es muy confuso. Interesa que sea confuso. 

- Los atletas reciben el alta y se defienden de las acusaciones. Imagino que habrán sido aconsejados nuevamente sobre la táctica a seguir. Pero la obra de teatro es tan mala que ya nadie se la cree. Los griegos observan ante la televisión uno de los espectáculos más lamentables de su historia reciente. Todo en tiempo real.

- Finalmente, tanto atletas como entrenador, se ven obligados a devolver las acreditaciones y a salir por la puerta de atrás.  Se marchan, según dicen, “por el bien del país”. Puede leerse de otra manera: la Federación Griega los ha expulsado, a pesar de que defenderá su caso. En una patética rueda de prensa -parece un funeral- Kenteris aprovecha para anunciar que Tsekos deja de ser su entrenador.

La fúnebre rueda de prensa.

Los deportistas serán sancionados por la IAAF para luego ser absueltos (un año más tarde), aunque con cargos por parte de la Federación Griega de Atletismo. Tsekos será sancionado por haber evitado controles antidopaje de sus atletas durante años, pero absuelto de distribución de substancias prohibidas. Posteriormente, también serán condenados los atletas por haber esquivado controles.

Tras varios años -en parte por culpa de la lentitud de la justicia-, Kenteris será absuelto por la Federación Griega de Atletismo porque: “Kenteris nunca fue avisado de que debía pasar un control antidopaje aquel día”. En la misma sentencia, Tsekos sí es sancionado. La sentencia de inocencia no sentó bien en el seno de la IAAF, evidentemente.

Los atletas saliendo del juzgado, imagen que se ha hecho habitual los últimos años.

Un problema de los griegos, añado yo, es que con el tiempo olvidan. Además, para muchos griegos Thanou y Kenteris siguen siendo ejemplos a seguir, a pesar de todo.

Una vez cumplida la sanción impuesta por la IAAF, Ekaterina Thanou reapareció en el Europeo de Birmingham. Finalizó sexta ante el abucheo general del público inglés. Por si fuera poco, en 2008 fue seleccionada para competir en los Juegos Olímpicos de Bejing.


El ejecutivo del COI prohibió la participación de la atleta en los Juegos, basándose en  un artículo según el cual “el COI puede negar la participación en los Juegos a un deportista por conducta impropia o por causar descrédito a la competición olímpica”. Thanou dijo haber recibido presiones y sentirse perseguida. Sus reclamaciones no fueron atendidas. Su batalla jurídica sigue todavía hoy.


Nota: los links son o a las carreras vía youtube o noticias del Mundo Deportivo.

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