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miércoles, 27 de julio de 2011

Grecia al borde de la quiebra (y III)

 

La policía griega me tiene desorientado. Si hay algún acto de violencia, no tarda en detener al culpable. Es decir, eficiente lo es. Sin embargo, los ves pasear por la calle con sus uniformes sin hacer nada durante todo el día. Hacen la vista gorda con los manteros, con los coches y con los vándalos. Me molestan enormemente los problemas relacionados con el vandalismo. Las calles están llenas de pintadas políticas o con referencias a los equipos deportivos de la ciudad. Además, las aceras están viejas y las piedras sueltas. No hay dinero para obras nuevas y las ciudades se van quedando atrás. El agua del puerto de Salónica está cochambrosa. 


La gente suele hablar mal de la policía, sobre todo en la tele. No les gusta ver mucha policía en la calle. No quieren que Grecia se convierta en un estado policial como los Estados Unidos. A mi me molesta bastante que no actúen contra “los pequeños delitos” y hagan la vista gorda ante muchas cosas. Pero estoy con ellos a muerte cuando hay protestas incontroladas de grupos anarquistas. 


En Grecia un grupo de unos 3000 o así tienen secuestrado al país. Aparecen en las manifestaciones armados con piedras y cócteles molotov para provocar altercados. Entonces la policía carga y reciben los inocentes. No se hacen distinciones porque los malos se camuflan entre la gente. 

Con el tiempo y viéndolos de cerca -no es extraño cruzarte con ellos por la calle- uno se da cuenta que no están bien preparados. Son niños. Generalmente las órdenes que tienen son las de repeler los ataques y sólo pasar a la acción en caso de extrema necesidad. Responden con algunos golpes de porra y con gases lacrimógenos. No soluciona nada. Es la táctica del desgaste, del “ya se cansarán“. Porque saben que si a alguien se le va la mano, saldrá en la tele y se le caerá el pelo. Sólo hay que retroceder a la Navidad del 2008 cuando un policía loco mató a un inocente chaval. Se lió parda en todo el país. 


Muy relacionado con esto podemos hablar de la Ley de Asilo, una ley por la cual la policía no puede entrar en la universidad a detener a nadie. Hasta ahí, normal. ¿Para qué va a entrar la poli a la universidad? Pues resulta que los violentos se refugian allí, claro. Como cuando jugábamos al pilla pilla y ante la posibilidad de ser atrapados, nos refugiábamos en casa. Allí éramos invulnerables. Algunas de las escaleras están sin azulejos ni piedras porque han sido arrancados por los violentos. Y volvemos a los mismo. La Ley de Asilo se impuso después de la entrada de los tanques a la politécnica. Debería ser suprimida, pero si lo hacen, los estudiantes saldrán a la calle. Nadie busca soluciones. Hay cosas más importantes que tratar. 

Encerrona en la universidad.

Reconozco la valentía de los jóvenes policías, pero sobre todo la paciencia. Yo me liaría a porrazos a destajo.

Como podéis ver, el panorama es bastante chungo y las soluciones a los problemas no son fáciles. Un cambio radical de las cosas pide tiempo y aquí a veces parece que todo esté estancado. Europa es nuestra -mi- esperanza -aunque muchos griegos no lo crean así-. Si no fuera porque pertenecemos a la Unión Europea, estaríamos en la bancarrota. Ahora estamos mal, pero sin la ayuda europea estaríamos peor. Muchos dicen que Grecia no está “oficialmente” en la bancarrota -no hay suspensión de pagos-, pero sí en la práctica: no hay oportunidades para los jóvenes, los salarios son bajos, los jubilados cobran muy poco, hay despidos, el nivel de pobreza crece y el precio de la vida -precios e impuestos- sube. Lo peor es la incertidumbre. Nadie puede prever qué pasará ni cómo estará el país dentro de 5 ó 10 años. Tal vez por ello muchos jóvenes se marchen al extranjero a trabajar y a intentar empezar una nueva vida.

Samarás y Papandreu hoy.

Samarás y Papandreu "ayer" en la universidad (en los Estados Unidos).

Vemos, para finalizar, algunos casos concretos que me han hecho “estremecer”.

- Hay mujeres solteras con pareja desde hace muchos años que no se casan. Y no lo hacen porque perderían la pensión de orfandad que reciben, en ocasiones desde hace 30 años. 

- Los quioscos que invaden las ciudades fueron dados a familiares que murieron en la II Guerra Mundial, sin necesidad de papeles ni nada. ¿Y si alguien quiere abrir su propio negocio de venta de periódicos? Pues lo lleva claro. Por no decir lo cutres que son los quioscos de aquí…

- ¡Hay jubilados con menos de 50 años! Resulta que llevan trabajando desde los 15 años y claro, en ésas estamos. El problema viene de lejos. 

- Los militares de carrera también se jubilan prontísimo. Cobran muchísimo dinero y su pensión es exageradamente grande. Encima pagan menos en ciertos supermercados y tienen ciertos privilegios. Me han dicho que miran a la gente por encima del hombro porque se creen superiores.

Con la crisis, en España ha aumentado el número de alistamientos. Como un último recurso o una solución a la falta de trabajo. Aquí, como la mili es obligatoria, muchos se reenganchan. Se considera un trabajo como otro cualquiera. Es un orgullo, para un militar de carrera, tener un hijo militar. Como en la antigüedad: de tres hijos, por lo menos uno tenía que ser militar y otro cura.


Los griegos están convencidos de que los turcos tienen intereses en el norte de Grecia y de que, tarde o temprano, puede haber guerra. También dicen que los macedonios -a quienes llaman eskopianos- quieren apropiarse de la zona. No en vano, han robado el nombre de Macedonia, que es todo el norte de Grecia. Se destina demasiado dinero en armamento y luego las arcas están vacías. No entienden que estamos en Europa y que los tiempos han cambiado. 

Desfile militar en la fiesta nacional.

Y hablando de las castas… Es uno de los cánceres del sistema. A veces parece que uno es político porque su padre es político. ¿Por qué? La respuesta parece obvia: para forrarse. 

- Yo de mayor quiero ser periodista. 
- No hijo mío, tú serás presidente del gobierno como lo fue tu abuelo y como lo soy yo…”  

Andreas Papandreu y Konstantinos Karamanlis.

Sólo hay que pinchar Wikipedia y ver la cantidad de apellidos que se repiten. Cuando no son hijos, son sobrinos a nietos de los que gobernaron. Apesta. Caen en los mismos vicios. No aprenden. ¿Pero por qué diablos los siguen votando? ¿ No hay otros? Lamentablemente, la mayoría de los diputados llevan treinta años o más sentados en el parlamento y no hay dios que los mueva. Los ciudadanos han dejado de creer en sus políticos, algo peligrosísimo en democracia. De un tiempo a esta parte, las familias Karamanlis y Papandreu se reparten la presidencia como si de un juego se tratase. 

- Los curas no pagan impuestos. Se ha dicho que deberían cambiar las leyes para que lo hagan, pero de momento no hay nada. El poder de la Iglesia Ortodoxa Griega es grande. Posee muchas tierras y, a pesar de ayudar a la gente que lo necesita, no es suficiente. No estaría de más un gesto por parte de las autoridades eclesiásticas. Los curas opinan como cualquier otro en el púlpito ante los fieles, algo a veces criticado por los políticos, que no lo consideran correcto. Grecia es un país de militares y curas. Se pueden casar y suelen tener muchos hijos. También gozan de ciertos privilegios y cobran un sueldo -de la iglesia- como cualquier otro ciudadano. 
  
- Otro caso concreto que me dejó con la boca abierta es el que sucede en los bancos. Si un trabajador tiene tres hijos, automáticamente tiene el derecho a que uno de los mismos trabaje en el banco (!). No sé si los banqueros lo reconocerían. Además, existe una caja en el banco para casos de huelga, de la que cobran canónicamente a pesar de no ir al curro. ¿Increíble, no?  

- Sobre el tráfico de influencias habría mucho de que hablar. En España sabemos bastante del tema. Aquí debe multiplicarse por diez. Los amigos cuelan a los primos y los padres a los hijos, como hemos visto. ¿Y los méritos de cada uno? Grabaron un vídeo con cámara oculta en el Museo de la Acrópolis, en el que iban preguntando a los trabajadores de dónde eran. Casi todos eran de Lárisa, una ciudad importante pero a 300 kilómetros o más de Atenas. ¿Es posible? Está claro que uno metió a otro dentro y a partir de ahí… No creo en la casualidad.

Como veis, me he dejado llevar por el pesimismo. Que si mobiliario urbano en mal estado, que si farolas viejas y estropeadas, que si plazas sucias, que si ausencia de policía, que si violencia en el deporte -ya hablaremos de ello-, que si corrupción, que si tráfico de influencias, que si desorden, etcétera. Muchas veces echo en falta el respeto entre las personas. Como nadie me va a prohibir hacer ésto, lo hago aunque fastidie al vecino. Sé que está mal lo que hago, pero como me viene bien a mí hacerlo, lo hago. 

Pero la gente sigue saliendo a la calle y disfrutando del clima, de la comida y de los pequeños placeres que te da la vida. Porque otra cosa no se puede hacer, ¿verdad? Dejemos abierta una puerta a la esperanza e intentemos hablar de lo bueno y de lo bonito que tiene Grecia. Para ello os remplazo a que leáis mi próximo post.

"Hay dinero", una frase que dijo un día que se ha convertido en un eslogan de los que le critican.

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